Be Still…

It is almost impossible for me to be still. I even fidget when I am sitting down doing “nothing.” I am worst at home where there are always something that needs to be done… dishes waiting to be washed, dirty clothes to pick up, furniture to dust, bills to pay, and the list goes on. How on earth can I sit still and relax?The first part of Psalm 46 says “…the earth give way and the mountains fall into the heart of the sea though its waters roar and foam and the mountains quake with their surging” (v 2 & 3). That description brings to mind all of the recent disasters that have occurred. An earthquake and tsunami in Indonesia, to volcanos erupting in Hawaii and Guatemala, resulting in entire communities being wiped off the face of the earth. Then in verse 6: “Nations in uproar, kingdoms fall…” This again brings to mind the wars being waged right now in many countries in the Middle East. Earthquakes, tsunamis, volcanic eruptions, devastating hurricanes, wars – these situations provide a perfect excuse for anybody to panic, to be in a frenzy… certainly not the time to just be still!

However, the Psalmist wants us to see that in the midst of all the turmoil and catastrophes, God is in charge and is very much in control. “Come and see what the Lord has done, the desolations he has brought on the earth. He makes wars cease to the ends of the earth. He breaks the bow and shatters the spear; he burns the shields with fire” (v 8 & 9). Nothing happens without His direct intervention! Then he says: “Be still, and know that I am God…” Another way of saying this is: Stand back kid! Just watch! I am about to do something that is going to blow you away!”

There are many right now, who are facing certain challenges that threaten their sanity and stability. There are many who have lost jobs, many who have lost their homes. Some could currently be losing their very family because of divorce. There are those who are facing challenges that threaten their very existence due to a fatal illness or debilitation. However, there are many whose challenges may not be as big, but could be equally debilitating: living with obnoxious teens, living beside a problematic neighbor, working with an impossible boss, or always having to make ends meet from paycheck to paycheck.

In the midst of big or small challenges, often our tendency is to panic, fret, or get frantic.
God sees and knows what we are going through. He wants to remind us that in whatever situation, He is there, and He wants to be exalted (v 10 & 11). Every impossible situation is a perfect opportunity for Him to display His power and magnify Himself. So, instead of getting frantic, trying this or that…simply, stand back, and trust Him to impress you and show you what He’s got!

He says, “Be still and know that I am God…” – Psalm 46:10

Estad Quietos…

Es casi imposible para mí estar quieto. Incluso me inquieto cuando me quedo sentado “sin hacer nada”. Me siento peor en casa, donde siempre hay algo que hay que hacer… platos esperando ser lavados, ropa sucia para recoger, muebles que les falta sacudir, cuentas que pagar, y la lista continúa. ¿Cómo puedo sentarme y relajarme?

La primera parte del Salmo 46 dice: “…la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben las aguas y tiemblen los montes a causa de su braveza” (v. 2 y 3). Esa descripción me hace recordar todos los desastres que han ocurrido recientemente. El terremoto y tsunami en Indonesia, volcanes en erupción en Hawai y Guatemala, los cuales provocaron la eliminación de comunidades enteras de la faz de la tierra. Luego, en el versículo 6: “bramaron las naciones, titubearon los reinos…” Esto me vuelve a recordar de las guerras que se están ahora en muchos países del Medio Oriente. Terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, huracanes devastadores, guerras: estas situaciones son una excusa perfecta para que cualquiera pueda entrar en pánico, estar en un frenesí… ¡ciertamente no es el momento de quedarse quieto!

Sin embargo, el Salmista quiere que veamos que en medio de toda la confusión y catástrofes, Dios está a cargo y tiene el control. “Venid, ved las obras de Jehová, que ha puesto asoleamientos en la tierra. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego” (v 8 y 9). ¡Nada sucede sin su intervención directa! Luego dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…” Otra forma de decir esto es: ¡Haste a un lado, niño! ¡Sólo mira! ¡Estoy a punto de hacer algo que te va a sorprender!”

Hay muchos en este momento, que enfrentan ciertos desafíos que amenazan su cordura y estabilidad. Hay muchos que han perdido empleos, muchos que han perdido sus hogares. Algunos podrían estar perdiendo a su propia familia debido al divorcio. Hay quienes enfrentan desafíos que amenazan su propia existencia debido a una enfermedad fatal o debilidad. Sin embargo, hay muchos que quizás sus desafíos no sean tan grandes, pero podrían ser igualmente debilitantes: vivir con adolescentes desagradables, vivir al lado de un vecino problemático, trabajar con un jefe imposible, o tener que vivir cheque a cheque, mes traes mes.

En medio de desafíos grandes o pequeños, a menudo nuestra tendencia es entrar en pánico, preocuparnos o ponernos frenéticos.
Dios ve y sabe por lo que estamos pasando. Él quiere recordarnos que en cualquier situación, Él está allí, y Él quiere ser exaltado (v 10 y 11). Toda situación imposible es una oportunidad perfecta para que Él muestre su poder y se aumente a sí mismo. Entonces, en lugar de volverse frenético, intentar hacer esto o aquello… simplemente, aléjese y confíe en Él para impresionarlo y mostrarle lo que Él puede hacer.

Él dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…” – Salmo 46:10

Puntos Ciegos

“¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.” (Mateo 7:3-5)

Una de las habilidades de vida más importantes que debes aprender es la resolución de conflictos. Si no lo haces, vas a pasar gran parte de tu vida miserable, porque somos personas imperfectas, y tenemos conflictos casi todos los días de nuestras vidas.

Si quieres resolver un conflicto, vas a tener que dar el primer paso. Eso significa que tendrás que pedir la ayuda de Dios, porque requiere coraje acercarse a alguien con quien estás en conflicto y decirle a esa persona que quieres sentarte y resolverlo.

Entonces, no empiezas con lo que la otra persona ha hecho mal. No comienzas con un montón de acusaciones o formas en que has sido herido. Comienzas con lo que es tu culpa.

El conflicto puede ser 99.99 por ciento de su culpa. ¡Pero siempre puedes encontrar algo para confesar! Tal vez fue tu respuesta pobre, incluso si salió de la actitud defensiva. Quizás fue tu actitud. Tal vez fue la forma en que te alejaste.

Tienes debilidades en tu vida que otros ven claramente pero nunca has visto. Esos son tus puntos ciegos. Tienes debilidades sobre las cuales no tienes idea. Es por eso que debes llegar a la resolución de conflictos con un corazón humilde y comenzar con tus propias fallas.

Jesús dijo: “¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.” (Mateo 7:3-5)

Él dice que primero debes confesar tu parte del conflicto. ¿Cuál es la viga en tu ojo que te impide ver la situación con claridad? No empieces con la otra persona y todas las formas en que te han lastimado hasta que hayas confesado tu parte del conflicto primero

¿Causaste conflicto siendo insensible? ¿O fuiste demasiado sensible? ¿No mostró compasión por la persona que estaba sufriendo? ¿Estabas siendo demasiado exigente? ¿Cuáles son tus puntos ciegos? Una vez que los descubras y los confiesas, estarás listo para el siguiente paso en la resolución de conflictos.

Blind Spots

“Why do you notice the little piece of dust in your friend’s eye, but you don’t notice the big piece of wood in your own eye? How can you say to your friend, ‘Let me take that little piece of dust out of your eye’? Look at yourself! You still have that big piece of wood in your own eye. You hypocrite! First, take the wood out of your own eye. Then you will see clearly to take the dust out of your friend’s eye.” (Matthew 7:3-5)

One of the most important life skills that you have to learn is conflict resolution. If you don’t, you’re going to spend a lot of your life miserable, because we’re imperfect people, and we have conflict almost every day of our lives.

If you want to resolve conflict, you’re going to have to make the first move. That means you’re going to have to ask for God’s help, because it takes courage to approach someone you are in conflict with and tell that person you want to sit down and work it out.

Then, you don’t start with what the other person has done wrong. You don’t start with a bunch of accusations or ways that you’ve been hurt. You start with what’s your fault.

The conflict may be 99.99 percent their fault. But you can always find something to confess! Maybe it was your poor response, even if it came out of defensiveness. Maybe it was your attitude. Maybe it was the way you walked away.

You have weaknesses in your life that others see clearly but you’ve never seen. Those are your blind spots. You have weaknesses you’re clueless about. That’s why you need to come to conflict resolution with a humble heart and begin with your own faults.

Jesus said, “Why do you notice the little piece of dust in you”Why do you notice the little piece of dust in your friend’s eye, but you don’t notice the big piece of wood in your own eye? How can you say to your friend, ‘Let me take that little piece of dust out of your eye’? Look at yourself! You still have that big piece of wood in your own eye. You hypocrite! First, take the wood out of your own eye. Then you will see clearly to take the dust out of your friend’s eye.” (Matthew 7:3-5)

He’s saying you need to confess your part of the conflict first. What’s the piece of wood in your eye that is keeping you from seeing the situation clearly? Don’t start with the other person and all the ways they’ve hurt you until you’ve confessed your part of the conflict first.

Did you cause conflict by being insensitive? Or were you overly sensitive? Did you not show compassion for the person who was hurting? Were you being over demanding? What are your blind spots? Once you figure them out and confess them, you’ll be ready for the next step in conflict resolution.

Our Mighty Weapon

In Jeremiah, the Lord admonishes us to pray, saying, “You will call on me and come and pray to me, and I will listen to you. You will seek me and find me when you seek me with all your heart” (Jeremiah 29:12-13)

Each of us would like to see great and mighty things from God. However, if we fail to pray, then we will never fully experience the power of God in our lives.

Prayer is our declaration of faith in a mighty God. When we pray, we acknowledge our need of Him and our dependence on Him alone. Calling out to God also declares our desire for His wisdom, guidance, and protection.

We have the awesome privilege of entering God’s presence through prayer. It is here that we discover the will of God for our lives and receive His power so we can victoriously face the enemy of our souls.

In this life, there will be times when we struggle with feelings of disappointment. In those times, we may be tempted to wonder how life ended up feeling so unfair. If we are not careful, our spiritual focus will shift, and we will wonder, “Why pray?”

Never allow this attitude to rest within your heart. Prayer is our mighty weapon of victory. It is a matter of the will rather than emotion or intellect. When the bottom drops out of life, we must become more determined than ever to pray.

In Scripture, Paul reminds us that a spiritual battle rages around us (2 Corinthians 10:3-4). However, we are not defenseless. Prayer is a powerful and sure weapon. Therefore, we can pray and by faith know that God hears us when we call to Him.

Prayer: Father, You are a Mighty God, and I acknowledge my need for You and my dependence upon You. I pray for Your will for my life. May I receive it with joy and thanksgiving knowing You love me. I pray in the name of Jesus. Amen.

For though we live in the world, we do not wage war as the world does. The weapons we fight with are not the weapons of the world. On the contrary, they have divine power to demolish strongholds (2 Corinthians 10:3-4)

Nuestra Poderosa Arma

En Jeremías, el Señor nos amonesta a orar, diciendo: Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. (Jeremías 29:12-13)

A cada uno de nosotros le gustaría ver cosas grandiosas y poderosas de Dios. Sin embargo, si fallamos en orar, entonces nunca experimentaremos completamente el poder de Dios en nuestras vidas.

La oración es nuestra declaración de fe en un Dios poderoso. Cuando oramos, reconocemos nuestra necesidad de él y nuestra dependencia solo de él. Llamar a Dios también declara nuestro deseo de sabiduría, guía y protección.

Tenemos el asombroso privilegio de entrar a la presencia de Dios a través de la oración. Es aquí donde descubrimos la voluntad de Dios para nuestras vidas y recibimos su poder para que podamos enfrentar victoriosamente al enemigo de nuestras almas.

En esta vida, habrá momentos en que lucharemos con sentimientos de decepción. En esos momentos, podemos sentirnos tentados a preguntarnos cómo la vida terminó siendo tan injusta. Si no tenemos cuidado, nuestro enfoque espiritual cambiará y nos preguntaremos: “¿Por qué orar?”

Nunca permitas que esta actitud descanse en tu corazón. La oración es nuestra poderosa arma de victoria. Es una cuestión de voluntad en lugar de emoción o intelecto. Cuando el fondo se cae de la vida, debemos estar más decididos que nunca a orar.

En las Escrituras, Pablo nos recuerda que una batalla espiritual se desarrolla a nuestro alrededor (2 Corintios 10: 3-4). Sin embargo, no estamos indefensos. La oración es un arma poderosa y segura. Por lo tanto, podemos orar y por fe saber que Dios nos escucha cuando lo llamamos.

Oración: Padre, eres un Dios poderoso, y reconozco mi necesidad de Ti y mi dependencia de Ti. Oro por Tu voluntad para mi vida. Puedo recibirlo con alegría y acción de gracias sabiendo que me amas. Yo oro en el nombre de Jesús Amén.

Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. (2 Corintios 10: 3-4)

Perfección en la Debilidad

Pero él me dijo: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.” Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2 Corintios 12:9-10)

¿Cómo lo hace la gente? ¿Cómo soportan los golpes de tipo huracán que golpean sus vidas? El viento, las olas, las oleadas de desamor, chocando uno tras otro, implacables en su destrucción. ¿Cómo sobreviven estas personas… y aún levantan su cara hacia el Señor? ¿Cómo pueden ser tan fuertes cuando están en su punto más débil?

Yo se la respuesta. Lo sé porque lo he vivido. En el transcurso de mi vida, algunas tormentas violentas me han afectado. Pero en algún lugar en medio de cada tormenta, la voz de Dios me recuerda que Él proporciona suficiente gracia para esta prueba. Y cuando soy débil, Él siempre es muy fuerte. “Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.” Note esa conexión entre mi debilidad y el poder de Cristo. “Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.” Son los tiempos difíciles y los tiempos no saludables y los momentos dolorosos los que revelan mis debilidades. Y es también en esos momentos cuando Dios se muestra fuerte.

A menudo tratamos el sufrimiento como un juego de “dodgeball“. Cuando algo duro nos ataca, saltamos fuera del camino. Nos agachamos, buceamos y nos escondemos. Pasamos toda nuestra vida tratando de evitar algo doloroso o difícil. Pero hay un tipo de vida mejor, un tipo de vida más profundo y satisfactorio, no se trata de evitar el dolor. Se trata de encontrar a Dios fiel y suficiente en medio de las pruebas o espinas que Él permite. Hay algo acerca de nuestra debilidad que abre el flujo de la fortaleza de Dios. En medio de una prueba, en tu vida hay un poder que nunca has experimentado antes, porque nunca antes lo necesitabas tan desesperadamente. Solo cuando eres personalmente débil puedes experimentar esta fuerza sobrenatural.

Cuando veas algo difícil que te viene en camino, prueba con una reacción diferente: es posible que no quiera esto, ciertamente no lo elegí, pero puedo aceptarlo y contentarme incluso ahora. Sé que la gracia de Dios es suficiente para superarlo. Voy a ver el poder de Cristo en mi vida de una manera increíble. Soy débil, pero Él es fuerte.

Dios nunca permite una espina sin proporcionar suficiente gracia y fuerza en nuestras debilidades. Una gracia suficiente no es suficiente para sobrevivir, sino lo suficiente para que podamos tener una alegría sobrenatural en medio de cualquier cosa por la que Él nos permita pasar. Esa es la fuerza.

Reflexione:

“Te basta con mi Gracia”, Dios promete. ¿Que es Gracia? Recuerde un momento en su vida que ha recibido la Gracia de Dios durante un juicio.

“Cuando soy débil, entonces soy fuerte”, Pablo admitió. ¿Cómo estás débil? ¿Cómo te hace esto realmente fuerte?

Ore:

Padre Dios, por fe, creo que tu gracia es suficiente para mí. Creo que cada día brindarás la fuerza y la gracia que necesito para ese día. Al igual que el Apóstol Pablo, admito que soy débil. Te necesito. Solo cuando estoy débil puedo experimentar Tu verdadera fortaleza. Por favor, enséñame a no evitar el sufrimiento, sino a estar contento. Eres suficiente para mí. En el nombre de Jesús, amén.

Perfection in Weakness

But he said to me, “My grace is sufficient for you, for my power is made perfect in weakness.” Therefore I will boast all the more gladly of my weaknesses, so that the power of Christ may rest upon me. For the sake of Christ, then, I am content with weaknesses, insults, hardships, persecutions, and calamities. For when I am weak, then I am strong (2 Corinthians 12:9–10)

How do people do it? How do they withstand the hurricane-like blows that pummel their lives? The wind, the waves, the surges of heartbreak, crashing one after another, unrelenting in their destruction. How do these people survive… and still lift their faces to the Lord? How can they be so strong when they are at their weakest?

I know the answer. I know it because I’ve lived it. Over the course of my life, some violent storms have hit me. But somewhere in the middle of each storm, God’s voice reminds me that He provides sufficient grace for this trial. And when I am weak, He is always very strong. “Therefore I will boast all the more gladly of my weaknesses, so that the power of Christ may rest upon me.” Note that connection between my weakness and Christ’s power. “For the sake of Christ, then, I am content with weaknesses, insults, hardships, persecutions, and calamities. For when I am weak, then I am strong.” It’s the hard times and the unhealthy times and the hurting times that reveal my weaknesses. And it’s also during those times that God shows up strong.

We often treat suffering like a game of dodgeball. When anything hard comes at us, we jump out of the way. We duck, dive, and hide. We spend our whole lives trying to avoid anything painful or hard. But there’s a better kind of life—a deeper, more fulfilling kind of life—that isn’t about avoiding pain. It’s about finding God faithful and sufficient in the midst of whatever trials or thorns He allows. There’s something about our weakness that opens the flow of God’s strength. In the midst of a trial, there’s a power coming into your life that you’ve never experienced before, because you never needed it so desperately before. Only when you’re personally weak can you experience this supernatural strength.

When you see a hard thing coming your way, try a different reaction: I may not want this, I certainly didn’t choose it, but I can accept it and be content even now. I know God’s grace is sufficient to get me through it. I’m going to see the power of Christ in my life in an incredible way. I’m weak, but He’s strong.

God never allows a thorn without providing sufficient grace and strength in our weaknesses. Sufficient grace is not just enough to survive, but enough so that we can have supernatural joy in the midst of anything He allows us to go through. That’s strength.

Reflect:

“My grace is sufficient for you,” God promises. What does grace look like? Recall a moment in your life you’ve received God’s grace during a trial.

“For when I am weak, then I am strong,” Paul admitted. How are you weak? How does this actually make you strong?

Pray:

Father God, by faith I believe that Your grace is sufficient for me. No matter what. I believe that each day You will provide the strength and grace I need for that day. Like the Apostle Paul, I admit that I’m weak. I need You. Only when I’m weak can I experience Your real strength. Please teach me not to avoid suffering but to be content. You are enough for me. In the name of Jesus I pray, amen.

No Plan B… Only New Beginnings

Key Verse: Isaiah 43:19

Behold, I will do a new thing. Now it shall spring forth; Shall you not know it? I will even make a road in the wilderness and rivers in the desert.

Take a moment and pray that the Lord will speak to you in this time of study.

I have come to believe in my understanding of God that He is a God of New Beginnings. When Adam and Eve failed to keep God’s covenant, God made reference to a plan of salvation for them and for mankind. Even as He pronounces judgment on Adam and Eve, He makes reference to One who is to come who will “crush” Satan’s head, even as Satan will bruise His heel. (Genesis 3:15b), The One in God’s plan of redemption is Jesus, the Messiah, whom Satan will attempt to destroy on the cross, but will in fact condemn Satan to the Lake of Fire on the Day of Final Judgment. (Revelation 20:10) He speaks of a new beginning.

When God seeks to judge the world and destroy mankind with a universal flood, He provides a means of preservation for man and the rest of creation through Noah whom He instructs to build an ark for himself, his family, and the animals. (Genesis 6:13-14, 18-19) He provides for a new beginning.

Even in God’s promise to Abraham, He tells him that he will be the father of a mighty nation. But the people will be in bondage some 400 years and after that time God will bring them back to the land that He is promising to Abraham. (Genesis 15:13-16) It is a prophecy of the coming events of Joseph and a 430 year period when Moses would come to deliver them. The story of Joseph is about God preserving His promise to Abraham to make him the father of a mighty nation. Although after the death of Joseph, four hundred years later the Israelites become slaves in Egypt, God sends a deliverer in the person of Moses. It is a new beginning.

One of the most beautiful stories of God’s faithfulness is found in the book of Ruth. It is a story of how God brings blessing and fulfills His plan of redemption of mankind through the person of one gentile woman named Ruth. Ruth is a Moabites and she is married into an Israelite family. When her father-in-law dies and her own husband dies and her brother-in-law dies, she is left without hope for a family and a future. She pledges herself to her mother-in-law, Naomi and her God, Yahweh, the God of the Hebrews. They travel together to Naomi’s home of Bethlehem. It is there by God’s providence and direction that she meets Boaz, who is to be her Kinsman Redeemer. The Kinsman Redeemer was a provision under Jewish law whereby the closest male relative to a widow who is childless could marry her and have children by her. She and her children would have protection and financial provision by becoming part of the family of the Kinsman Redeemer. The widow would be saved from a future life of poverty and desolation. And along with Ruth the future of Naomi is preserved as well. I like the way the story ends. When Ruth gives birth to her first child by Boaz, we are told: “Then Naomi took the child and laid him in her lap, and became his nurse.  The neighbor women gave him a name, saying, “A son has been born to Naomi!” So they named him Obed. He is the father of Jesse, the father of David.” And it is from this line that the Messiah, Jesus comes. (Ruth 4:16-17) There is a new beginning for Ruth and Naomi.

Finally our verse for the week introduces God’s promise of a new covenant and the coming of the Messiah to fulfill the Old and the New Covenant. God says, “Behold, I will do a new thing.  Now it shall spring forth; Shall you not know it? I will even make a road in the wilderness and rivers in the desert.” (Isaiah 43:19) The new beginning is for all mankind.

In all of these examples God makes a way for his will to be done. The Bible is full of these kinds of stories where God continues to bring about His will and fulfill His Covenant Promises. It is important to know that God does not work with a Plan B in mind. That is to say that He does not say “If my first plan, my preferred plan does not work, then I have a Plan B that I can go to.” All that transpires, God knows of in advance and He uses to accomplish His will. God’s “new beginning” is always part of His A Plan. There is no Plan B. And because of this truth, we can trust in Him.

No Plan B… Solo Nuevos Comienzos

Verso clave: Isaías 43:19

He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

Tómese un momento y ore para que el Señor le hable en este tiempo de estudio.

He llegado a creer en mi comprensión de Dios que Él es un Dios de Nuevos Comienzos. Cuando Adán y Eva no cumplieron el pacto de Dios, Dios hizo referencia a un plan de salvación para ellos y para la humanidad. Incluso cuando pronuncia juicio sobre Adán y Eva, hace referencia a Aquel que ha de venir, que “aplastará” la cabeza de Satanás, así como Satanás herirá su talón. (Génesis 3:15b) El Único en el plan de redención de Dios es Jesús, el Mesías, a quien Satanás intentará destruir en la cruz, pero de hecho condenará a Satanás al Lago de Fuego en el Día del Juicio Final. (Apocalipsis 20:10) Él habla de un nuevo comienzo.

Cuando Dios busca juzgar al mundo y destruir a la humanidad con un diluvio universal, proporciona un medio de preservación para el hombre y el resto de la creación a través de Noé, a quien instruye para construir un arca para él, su familia y los animales. (Génesis 6:13-14, 18-19) Él provee un nuevo comienzo.

Incluso en la promesa de Dios a Abraham, Él le dice que él será el padre de una nación poderosa. Pero la gente estará en esclavitud unos 400 años y después de ese tiempo Dios los traerá de regreso a la tierra que Él le prometió a Abraham. (Génesis 15:13-16) Es una profecía de los eventos venideros de José y un período de 430 años cuando Moisés vendría a librarlos. La historia de José se trata de que Dios preserva su promesa a Abraham de convertirlo en el padre de una nación poderosa. Aunque después de la muerte de José, cuatrocientos años después los israelitas se convirtieron en esclavos en Egipto, Dios envía un libertador en la persona de Moisés. Es un nuevo comienzo.

Una de las historias más bellas de la fidelidad de Dios se encuentra en el libro de Rut. Es una historia de cómo Dios trae bendición y cumple su plan de redención de la humanidad a través de la persona de una mujer gentil llamada Rut. Rut es moabita y está casada con una familia israelita. Cuando su suegro muere y su propio esposo muere y su cuñado muere, ella se queda sin esperanza para una familia y un futuro. Ella se compromete con su suegra, Noemí y su Dios, Yahwéh, el Dios de los hebreos. Viajan juntos a la casa de Belén de Noemí. Es allí por la providencia y dirección de Dios que ella se encuentra con Boaz, quien será su pariente redentor. El Pariente Redentor era una disposición de la ley judía según la cual el pariente masculino más cercano a una viuda sin hijos podía casarse con ella y tener hijos con ella. Ella y sus hijos tendrían protección y provisión financiera al formar parte de la familia del Pariente Redentor. La viuda se salvaría de una vida futura de pobreza y desolación. Y junto con Rut, el futuro de Noemí también se preserva. Me gusta la forma en que termina la historia. Cuando Rut da a luz a su primer hijo con Boaz, se nos dice: “Entonces Noemí tomó al niño y lo puso en su regazo y se encargó en criarlo. Las vecinas decían: “¡Noemí ha tenido un hijo!” Y lo llamaron Obed. Este fue el padre de Isaí, padre de David. “Y es de esta línea que viene el Mesías, Jesús. (Rut 4: 16-17) Hay un nuevo comienzo para Rut y Noemí.

Finalmente, el verso clave presenta la promesa de Dios de un nuevo pacto y la venida del Mesías para cumplir el Antiguo y el Nuevo Pacto. Dios dice: “¡Voy hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no os dais cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados. (Isaías 43:19). El nuevo comienzo es para toda la humanidad.

En todos estos ejemplos, Dios hace un camino para que se haga su voluntad. La Biblia está llena de historias de este tipo en las que Dios continúa cumpliendo su voluntad y cumple las promesas del pacto. Es importante saber que Dios no trabaja con un Plan B en mente. Es decir que Él no dice “Si mi primer plan, mi plan preferido no funciona, entonces tengo un Plan B al que puedo ir”. Todo lo que sucede, Dios lo sabe de antemano y lo usa para cumplir su voluntad. El “nuevo comienzo” de Dios es siempre parte de Su Plan. No hay Plan B. Y debido a esta verdad, podemos confiar en Él.