Sagrada Escritura: 1 Corintios 6:19-20
“19¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; 20 fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpoa Dios.”
Cuando te miras en el espejo todos los días, ¿qué ves? ¿Estás mirando una imagen de quién crees que eres? ¿Estás buscando algo específico o que quizás esté fuera de lugar? ¿Alguna vez te has planteado que esa imagen de tu cuerpo que miras en el espejo es mucho más que lo que estás observando?
El apóstol Pablo, al escribir a la iglesia de Corinto, planteó una pregunta mucho más profunda. Él dijo: “¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo?” ¿Te imaginas lo reveladora que hubiera sido esta pregunta? El solo hecho de considerar que el Espíritu Santo moraría en mí, pecador, es abrumador.
El rey Salomón planteó una pregunta similar a Dios mientras construía su templo, 1 Reyes 8:27 “¿Pero Dios realmente habitará en la tierra? Los cielos, incluso el cielo más alto, no pueden contenerte. ¡Cuánto menos este templo que he edificado!”
Según Salomón, si Dios no puede estar contenido en un templo construido por el hombre y sabemos lo extraordinario que era el Templo de Salomón, entonces, ¿cómo puede morar Su Espíritu Santo en el hombre? Aunque es posible que no encontremos a través de la lógica humana cómo puede suceder esto realmente, la Palabra de Dios nos confirma que esto sucede y sucederá:
2 Corintios 6:16b “Porque somos templo del Dios viviente. Como ha dicho Dios: “Viviré con ellos y caminaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”.
Podemos tener muchas preguntas sobre cómo puede ser esto o por qué Dios haría esto. La conclusión es que por el Espíritu de Dios que mora en nosotros, podemos tener una relación íntima con Dios mismo. Además, esta morada del Espíritu de Dios en los creyentes unifica el cuerpo de Cristo, la iglesia, para el propósito que ha sido llamada.
Gracias a Jesús, que, a través de Su sacrificio en la cruz, Él ha hecho posible esta morada. Démonos cuenta de esto, ahora pertenecemos a Dios por haber aceptado a Jesús como nuestro Salvador. Jesús pagó el precio, y ahora somos su posesión. Ahora podemos llamar a Jesús, Señor de nuestras vidas. Cuando nos demos cuenta de que ya no se trata de mí y que todo se trata de Dios, encontraremos una nueva dirección en nuestras vidas. ¿Qué causó esto? ¡La morada del Espíritu Santo en el templo que se llama tu cuerpo!
Mientras vivas cada día, por la gracia de Dios, recuerda siempre que lo que dices y lo que haces es un reflejo real de Aquel que mora en ti.
Oración:
Padre Celestial, gracias por enviar a tu Hijo Jesús a comprarnos con Su sangre preciosa. A través de Su sacrificio hemos abierto nuestros corazones para que ahora tu Espíritu Santo more en nosotros. Danos la sabiduría cada día para reflejar siempre tu amor y gracia a quienes nos rodean. A través de tu Espíritu, fortalece nuestro amor por ti y únenos, como iglesia, para cumplir tu propósito en este mundo.
En Cristo Jesús, Amen.