La respuesta natural para el miedo es ir hasta la desesperación —– pero en realidad esto no es cierto para el cristiano. No es porque seamos personas anormalmente fuertes, sino porque dependemos del Dios vivo para superar cualquier obstáculo que enfrentemos. Nuestra certeza proviene de una conexión con el Señor que cosecha fe sobre cualquier otra cosa. La oración es el punto de conexión.
Romanos 12:12 manda a los creyentes a ser fieles en la oración. Y casualmente (en realidad no tan casualmente) el mismo verso ordena ser paciente en la aflicción. Si es definitivamente difícil ser paciente durante los momentos difíciles, pero la oración debe ser el desahogo para nuestras almas. Tenemos el contacto directo con Dios, quien sabe exactamente las situaciones que enfrentamos y sabe exactamente lo que necesitamos. Orar fielmente significa que estás verdaderamente convencido de que Dios está escuchando y atento a tu vida. No hay lugar para vacilar, ya que no hay lugar para un incrédulo en el reino de los cielos, ¡así que adelante sin duda!
C.S. Lewis escribió: “Confiar en Dios tiene que comenzar de nuevo todos los días como si aún no se hubiera hecho nada”. La perseverancia en la oración requiere una nueva perspectiva cada día que pasa. Todos los días tenemos pensamientos, peticiones y deseos en nuestras mentes y corazones que debemos presentar ante Dios a través de la oración. Olvidemos la parte obvia de que no podemos escuchar la voz atronadora de Dios en nuestras habitaciones mientras oramos, sino que, por el contrario, seamos guiados por la fe a la realidad de que él nos habla a través de su Palabra y a través del Espíritu que vive en nosotros (Romanos 8:26).
Si ha aceptado a Jesús como su Señor y salvador, lo tomará como un desafío y orará fielmente durante esta temporada tumultuosa en la historia de este pais. No permita estancarse y eleve sus oraciones al Señor que escucha y ama a su pueblo.